- Hoy están previstas concentraciones de personas para expresar en silencio la condena al terrorismo, vas a venir?
-No.
-El que calla otorga. ¿Quieres dar la nota? ¿Es que te sientes superior a los demás?
-Para otorgar ya estarás tu hoy en esa concentración, bien calladito.
Verás, yo ya he expresado toda la pena y rabia, que tu aún contienes, en
el apropiado retrete (terapias emocionales) hace muchos años* mientras
tu te reías en silencio -todo lo haces en silencio (pero en casa otros
pagan tus platos rotos)- y te dedicabas a sacarle jugo personal a tu
vida, a vivir rápidamente el momento, "que son dos días", decías. Por
eso hoy podré seguir sonriéndole a la vida, a los que se saben inocentes
y que ninguna culpa tienen de los efectos que la barbarie tiene en las
actitudes cotidianas. Hoy aún tendré ganas de plantar un árbol o
escribir un libro quizá, mientras los hipócritas como tu os reuniréis
para solidarizaros, no con aquellos a los que llamáis víctimas no (ellos
no te importaron verdaderamente mientras estaban vivos y descuida, que
no necesitan de tu solidaridad allá en el mundo donde estén), sino para
solidarizaros con vuestra rabia contenida.
-Hipócritas??
-Sí,
hipócritas porque no os atrevéis a enfrentaros íntimamente cara a cara
con vuestra propia desgracia, con los sentimientos heridos, censurados
desde la infancia, los que el sinsentido presente os pone a flor de piel
hoy, y cada vez que se comete un atentado terrorista (o se anucia en
los medios aunque luego sea mentira=bandera falsa), pero sí que os
exhibiréis, públicamente por supuesto, para hacer, de nuevo, lo que es
políticamente correcto: salir bien en la conveniente foto ante la
fachada de vuestro ayuntamiento.
Con todo, lo más paradójico es que
estarás acudiendo, sin darte cuenta, a una convocatoria global,
raudamente promovida en última instancia por los verdaderos autores
intelectuales de los antentados, los que salen indirecta y finalmente
beneficiados de la desgracia ocurrida en Bruselas. Ellos son los que
convenientemente convocan hoy, como hicieron ayer y harán cada día que
ocurra un atentado que sirva a sus intereses, ese minuto de silencio al
que te vas a adherir como un cordero amaestrado. Yo sí me reiré de
vuestro minuto de silencio, en silencio, y lo digo aquí para provocarte
el vómito emocional que tanto llevas aguantándote. A ver si entre yo y
estos atentados conseguimos desatascar tu conductos lagrimales...Si
cualquiera de tus ídolos (Lennon, Gandhi, Krishnamurti o el mismo George
Orwell) "bajaran", se haría cruces ante el espectáculo tan
contradictorio que vas a ofrecer. Lo curioso es que estarás calladito no
por solidaridad sino porque no sabes cómo canalizar tu rabia ante el
sinsentido.
-¿Pero...tu no tienes rabia?
-Yo, como ya te he dicho, ya la vomité en su día...
-Pero no se habían cometido aún los atentados...
-Sí, se habían cometido contra mi integridad durante mi infancia. Esos
son los que ocultamente rigen tu indignación. Después de ello comprendí y
asimilé que este mundo no tiene sentido ni necesita que yo se lo dé,
incluso que no es real sino un holograma, igual como no es real lo que
está en la pantalla de las consolas de tus hijos. No tengo ninguna
necesidad de concentrarme para expresar repulsa. De hecho yo sí me
solidarizo con los fallecidos como hacían (hacen?) las personas cuerdas,
los negros en Mississippi, en los velatorios.
-¿cómo?
-Deseándoles bon voyage. Cantando y riéndome de este mundo en el que estoy de paso pero del que no soy.
(*) Gracias Paquita y disculpa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si lo deseas puedes compartir algún comentario...