No cobramos ni pagamos con dinero a nuestros familiares ni a aquellos que pertenecen a nuestro círculo más estrecho de escogidas amistades por las cosas o los favores que nos piden o dan. Es de sentido común. Nos hace felices el simple hecho de dar, mayormente porque nos invade una íntima sensación de sentirnos útiles valiosos y valorados por aquello que genuinamente nos caracteriza. Es algo muy profundo que no se puede explicar intelectualmente, verdad? Es un sentimiento que nace en el corazón…Y nos sentimos sobradamente "retribuidos" con una sonrisa y unas "gracias" sinceras. Y en ese contexto familiar aprendemos a compartir sin sentimiento de culpa. Porque sabemos que dar y recibir dentro de un núcleo organizativo conocido como es la familia implica que más temprano que tarde disfrutaremos de la misma actitud generosa que nosotros hemos demostrado; no ya en su justa medida sino muy ampliamente. ¿y qué es eso sino amor?
Si esta dinámica ha funcionado siempre, si lo hacemos de natural con los de nuestra "misma sangre", ¿por qué no hacerlo también con los convecinos, en el barrio, ofreciendo esas mismas pautas a otras personas que quizá padecen la desestructuración de su propio núcleo familiar?
No estamos alentando, por si alguien lo había pensado, el abandono del uso del dinero. La ausencia de moneda de uso corriente únicamente obedece a la necesidad de hacer tábula rasa y equiparar la riqueza de todos y cada uno con un valor inmutable que todos poseemos: el tiempo cronológico.
Muchos ya lo han descubierto y lo están llevando a la práctica. Solo les está reportando satisfacción.
Una actitud así no puede traer más que beneficios de toda índole:
- espiral de confianza: "he descubierto que hay gente en mi barrio/ciudad de la que no tengo nada que temer. Más bien al contrario, están deseosas de ofrecerme su tiempo. Estoy perdiendo el miedo a abrirme y aceptar la ayuda de esas personas agradables que suelo ver a diario por la calle. Me están entrando ganas de expresarles mi gratitud. Y esa actitud mía hace que ellos, a su vez, se sientan bien y estimulados a repetirla con otros."
- autoestima satisfecha: "Me siento muy bien (realizado) cuando constato que otros disfrutan de mi generosidad y habilidades, talentos o conocimientos. Me siento válido y útil y recobro fuerzas para reemprender proyectos que tenía aparcados. Consigo, quizá salir de una espiral depresiva de negatividad."
- incremento de conocimientos: "Estoy adquiriendo nuevos conocimientos (coser, refrescar mi conversación en inglés, a descubrir utilidades de mi cámara fotográfica que hasta ahora desconocía, cocinar pasteles…)
- asunción de responsabilidades: "La generosidad de los demás me está haciendo conectar con mis, quizá un tanto, olvidados sentidos de la responsabilidad y correspondencia. A base de recibir la generosidad ajena me estoy dando cuenta de que la vida no consiste solo en pedir y reclamar lo que me pertenece, sino sobretodo en dar. Y me lo están enseñando mis propios vecinos. Siento que estoy tomando conciencia de mi papel, como parte integrante de mi familia, de mi comunidad vecinal, como ciudadano, habitante de la tierra, ser humano consciente en definitiva."
- fortalecimiento de lazos familiares: Los jóvenes necesitan imperiosamente el equilibrado y generoso ejemplo de los adultos. 1) "sus" adultos (padres, tíos, abuelos, …). 2) Todos los adultos "anónimos" (vecinos, etc…) que, sin tener una autoridad pública electa, experimentan la convivencia y de igualmente son responsables del ejemplo que dan frente a un menor (cruzar la calle con el semáforo en verde habiendo niños…) y por último de aquellos que gestionan las normas de convivencia diaria desde las instituciones públicas (políticos, asistentes sociales, …) "Mi papá salió ayer a ayudar a un vecino que lo necesitaba. Si ayudar a los demás es algo bueno, entonces Papá está haciendo algo bueno y sabe hacer cosas, a parte de salir a ganar dinero trabajando fuera de casa, que los nuestros vecinos valoran. Por eso ellos hablan bien de mi Padre y eso me hace sentir bien, feliz (orgulloso). Por supuesto que me gusta imitar a Papá en TODO lo que hace (y cuando sea mayor lo seguiré imitando aun sin darme cuenta). A veces viene algún vecino a casa a ayudar a Papá, o a Mamá (o a mi mismo). Y lo hace con una sonrisa en la boca. Está bien esto de pedir ayuda a los vecinos (los que se ofrecieron un día a ayudar), no es nada de lo que haya que avergonzarse. Y aunque no pertenecen a mi familia, son personas que viven en mi barrio, los papás y mamás de mis amigos, y me siento tranquilo y seguro cuando están cerca…"
Llevar a la práctica esta dinámica nos abre puertas, propias y ajenas, que hasta ahora tenían las bisagras demasiado oxidadas. Te ofrecemos en HOYxTI la posibilidad de formar parte de una red activa de generosos vecinos que vuelvan a creer en otros raseros de medida diferentes al del estaus económico/social. Personas que piensen que no la dignidad humana está por encima de los ceros que tenga el saldo de nuestra libreta de ahorros. En que valemos más de lo que llevemos en la cartera. Gente que confíe en un cambio paulatino de esta tendencia negativa en la que estamos sumergidos. Voluntari@s que crean en ese cambio desde las actitudes cotidianas positivas.
HOYxTI nació modestamente, como muchas otras asociaciones similares en el mundo. Sin pretender hacer excesivo ruido. Para transmitir un plan ambicioso a largo plazo: mostrar que es posible desacelerar paulatinamente el ritmo de nuestras vidas y devolverle la cadencia por el disfrute de las cosas que realmente valen la pena.
¿Los beneficios? Innumerables.
Una actitud que trae consigo efectos inmediatos en el orden personal, vecinal y global. En las esferas sociales, económicas, políticas y medioambientales.
Por mucho que hayamos saturado nuestras agendas laborales y de ocio, todos acabamos dándonos cuenta tarde o temprano, de que de lo único que somos dueños es de la capacidad de administrar ese bien tan preciado que rige en este planeta: el tiempo cronológico.
Muchos llegan a la madurez lamentándose del tiempo malgastado. Otros hemos sentido alguna vez esa extraña y vaga sensación de “estar perdiendo el tiempo”.
En HOYxTI te invitamos a participar de una nueva experiencia enriquecedora como pocas: GANAR TIEMPO. Dando observarás el despertar de tu Consciencia y las de los tuyos y tu comunidad.
David Ross Brower, fundador de Friends of the Earth (Amigos de la Tierra) creó el siguiente slogan: “Piensa globalmente, actúa localmente”. TODOS Somos UNO, eso ya nadie puede negarlo. Nada de lo que hagamos cae en saco roto, para bien o para mal. El efecto mariposa es una realidad incontestable. Ley de causa efecto. La Responsabilidad para con uno mismo y los demás es la consecuencia evidente. Negar esto es vivir engañado.
Dar es la clave para acceder a la fuente inagotable de abundancia que el Universo es.
Desde una sonrisa hasta dinero, desde pasear al perro de alguien que está enfermo hasta ofrecerte para una transfusión sanguínea. Todo es energía y el flujo de la misma depende de la voluntad de ponerla en circulación. Libre albedrío. La magia solo sucede cuando aceptas el misterio de la vida como un reto para tu evolución. Crecer, de eso se trata, cambiar constantemente al igual que se renuevan nuestras células diariamente. Dar pone en marcha el engranaje de la cadena de acontecimientos de la que eres parte influyente. Eres arquietecto de tu realidad e influyes en la realidad colectiva con tu aportación. Ya sea por activa o por pasiva. O eres parte de la solución o eres parte del problema. No hay espacio intermedio. No hay sala de espera.