Buscar este blog

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Rescate



Hay momentos en que todo empieza a girar muy rápido. Esta gran y confusa hecatombe informativa te provoca náuseas, vértigos...como si de un gran mareo se tratara. Pero aunque los síntomas son muy evidentes, no son efecto de una agitación física; no es tu cuerpo el que da vueltas, sino tu cabeza. Necesitas urgentemente paz y los medicamentos que te fueron recetados ya no surten más efecto.
Si a estas alturas te digo que te calmes, que veas el lado positivo, que hay mucha gente que lo pasa peor, probablemente provocaré el efecto contrario. Te has vuelto tan descreído de cualquier solución externa que todo lo que buscas en un testigo es alguien que sencillamente corrobore tus síntomas. Alguien que tenga la paz y la ciencia (pazciencia) suficiente para ser testigo activo de tu desasosiego. Alguien al que ni por asomo se le ocurra desacreditar (ni siquiera en broma) tu malestar. Distraerte o disuadirte de manifestarlo ya no es una opción. Alguien que incluso se atreva a hacer "todo lo contrario"

Precisas de alguien que te ayude a vomitar esas náuseas mentales, que te facilite la evacuación de aquello, lo que sea, que las provoca.
Sin embargo no confías en nadie. Es más, no tienes ganas ni fuerzas para hacer el proceso de "selección del personal" que crees que es necesario para ello. Todos aparentan querer aprovecharse de tu situación en su propio beneficio. Todos han dado muestras de eso que tanto e incomoda en un amigo, eso que tu sabes que se halla en el epicentro de tu mismo malestar: egoismo/narcisismo. Todos -médicos, terapeutas..- solamente buscan una ganancia -o por lo menos colgarse una medalla. Eso te dices al menos. Eres como esos perros apaleados que han sido abandonados y que, arrinconados en la oscuridad de un parking, desconfían de cualquier ruido y amenazan con morder a quien se acerque para...rescatarlos.
Para protegerse de tus mordiscos, tus rescatadores se pondrán guantes muy aparatosos, tanto que creerás que tienen como finalidad amordazarte, asfixiarte, acabar definitivamente contigo. Es una situación desesperante, para ti. Ellos no pueden y tu no quieres. Estás famélico pero no dejas que nadie te alimente. En vista de tu refracción y ante la imposibilidad de seguir perdiendo más tiempo -y en vista de la urgencia que tus constantes vitales reclaman- ellos deciden hacer uso de parafernalia más radical (lazos, bozales,...). Podría haber sido de otro modo, pero la resistencia numantina que despliegas no deja opción...
Sin embargo, algo más, en tu corazón pide que todo acabe pronto, y tras ofrecer toda la resistencia de que te crees capaz, te entregas. Y el sufrimiento (la resistencia) terminan.

1 comentario:

Si lo deseas puedes compartir algún comentario...