-Papá si no estoy de acuerdo con una información/noticia, ¿debería compartirlo en Facebook? Quiero decir, denunciarlo...
-Qué interesante tu pregunta, querido hijo. Es cierto que si no compartes el ángulo de visión de una publicación, si no estás de acuerdo con su contenido/mensaje, no hay motivo para redistribuirla, para hacerla llegar a tus 'amigos'. Eso solo alimentaria su ofuscación, la que a ti te provocó la óptica de esa noticia. A menos, claro, que esa óptica te haya indignado.
-A eso me refería. ¿Es legítimo manifestar públicamente mi indignación ante algo?
-Decía Elisabeth Kübler Ross, la famosa psiquiatra suiza, que lo que opines de los demás es asunto tuyo, no de ellos. Yo añadiría que si a ellos les incomoda lo que publicas, entonces pasa a ser asunto de ellos también. Lo que en principio solo era una legítima via de evacuar tu incomodidad (y uno solo evacúa algo cuando le sobra) infecta a otros si tienen las defensas bajas, es decir, si hay en ellos predisposición a alterarse, a desequilibrarse. Si consigues, sin realmente (?) querer, desequilibrar la paz de alguien, no te quepa duda de que le estás haciendo un favor, pues su sorpresivo desequilibrio delata que su pretendida solidez era ficticia. Si es una persona sabia, te agradecerá haberle socavado sus cimientos, prueba de que no eran tan sólidos...Demuestras estar en paz en situaciones tensas exigentes. Lo fácil es conservar la calma en circunstancias apacibles. Lo meritorio es conservarla cuando alguien te provoca.
Por lo demás, ¿qué es compartir? Para compartir algo con alguien (un círculo de amistades) ese alguien tiene que ser, de entrada, tu amigo, es decir, alguien indulgente con tus evacuaciones, con tu parecer, sea el que sea. Cuando compartes algo públicamente (en un encuentro, Facebook...) lo que estás haciendo es expresar tu adhesión o no a eso, expresas tu perspectiva, tus ángulos de visión acerca de lo que "te toca". Estás tratando de poner en claro tu mente, de distinguir los engaños de las verdades respecto de algo que te ha tocado personalmente.
-¿Cómo hacer que nada me "toque"?
-Eso es como si me preguntaras cómo hacer para no mojarte, estando tu y yo dentro de una piscina. Estar en este mundo implica que todo te tocará
-Hasta que me muera, no?
-No necesariamente. Verás, todos abandonamos tarde o temprano nuestra vestimenta física. No porque se nos 'acabe el tiempo', sino porque lo damos por concluido. Tu cuerpo físico solo es un ropaje acorde y necesaria para la densidad de este mundo físico, pero el cómo te vayas, en qué estado lo abandonas, es tu prerrogativa, tu decisión. Nadie puede intervenir en eso. Y puedes bajarte de cualquier medio de transporte colectivo (metro/bus/avión...) tras haber recorrido un tramo de su linea, maldiciendo al resto de personas que compartían el vagón y hasta a la misma compañía propietaria, o puedes abandonarlo en paz. Te irás cabredo si piensas que te han robado algo, que alguien no te respetó como merecías, en definitiva si te lo tomaste personalmente. Te irás, sin embargo, en paz si piensas que ya es hora de apearte, que ya has aportado tu dosis de paz, si ya has...amado. Es cómo reaccionas al roce lo que describe tu presencia aquí.
-Pero entonces, ¿no tengo derecho a expresar mi indignación?
-Claro que sí. Para eso está esa maravillosa etapa que es la adolescencia, para romper los moldes que yo te impuse sin darme cuenta. El problema llega si te "aficionas" a tu estado de indignación, cuando le coges regusto a ese tránsito entre el dolor y la libertad. Tener quince años es perfecto para decirme/-nos todo lo que piensas acerca del caótico mundo al que yo sin duda he contribuido. Pero la (mal llamada) adolescencia es una ventana de tiempo que no durará toda tu vida. Aprovéchala mientras estés en el legítimo derecho de expresar tu irreverencia. Porque luego pasarás a engrosar las filas de los responsables, de lo que han decidido ofrecer respuestas, soluciones. Si te quedas atrapado en tu indignación más allá de lo conveniente, te convertirás en un esperpento de ti mismo, serás un obstáculo para tu labor conciliadora, la única respuesta/solución, que es lo que viniste a realizar.
Es cierto que todo nos toca, pero eso no significa que nos afecte, El agua nos moja y no nos afecta, al menos a nivel consciente, el ácido sulfúrico, nos toca y si nos afecta.
ResponderEliminarNuestro problema es que nos equivocamos al convertir el agua en ácido sulfúrico. Con lo fácil que es dejar que el agua sea agua.
saludos