-¿Es natural que el ser humano tenga miedo?
-No es natural
(saludable), pero es lógico a tenor de las experiencias de dolor
acumuladas durante decenas, centenas de miles de años. El miedo es un
sentimiento adoptado, heredado que pesa como una losa y regula (afecta)
la mayoría de las decisiones que la mente toma.
-Es un mundo literalmente de locos.
-Más técnicamente de psicóticos, es decir, todos aquellos que teniendo
miedo, lo hemos negamos -por orgullo- hasta el extremo que esa negación bloquea nuestra natural (esa sí) capacidad de discernimiento ante las circunstancias.
-Entonces qué hay que hacer con el miedo, ¿expresarlo? Todo se iría al garete...a la mierda
-Al garete se ha estado yendo todo desde que empezamos a vivir bajo la
sombra del miedo temiendo cosas que aún no habían sucedido, desde que
empezamos a pagar tributos a autoridades de sangre azul a cambio de
prometidas seguridades y protecciones sobre amenazas externas
inexistentes, cuyos vaticinios ellos acababan materializando -falsas
banderas- para sostener la credibilidad de sus periódicas recaudaciones.
Expresar (admitir) que tienes miedo es el primer paso hacia la
honestidad contigo mismo, que es la antesala de la salud mental.
-¿Y luego?
-Te garantizo que una vez que te liberas de la presión del orgullo de
aparentar lo que no eres, de disimular tus sentimientos, un manto de
protección cósmico (divino), más vasto que cualquier ridículo seguro de
vida avalado por una mortecina entidad bancaria, te arropa. Sé que no
suena muy cabal, pero no me negarás que lo cabal, lo que hemos
etiquetado de "razonable" hasta la fecha está finiquitado como
herramienta de utilidad y está colapsando irremediablemente bajo su
propio peso, pues ha dado más que suficiente prueba de haber estado
conduciéndonos en círculos. Vayas donde vayas, todos están estupefactos
(no ya íntimimamente, como en tiempos pasados) sino abiertamente,
incapaces de seguir disimulando su incapacidad para asimilar el tsunami
de revelaciones que a diario inundan (eso hace un tsunami) los recovecos
inutilizados hasta ahora de la consciencia. Es como una actualización
de software largamente esperada. Tan largamente que la amnesia se
apoderó de nosotros y el olvido nos sumió en un sueño del que ahora toca
despertar. Un despertar a la gloria, doloroso para quien se niegue a
aceptar su ignorancia.
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