miércoles, 23 de marzo de 2016
Bruselas 22/03/2016
-No.
-El que calla otorga. ¿Quieres dar la nota? ¿Es que te sientes superior a los demás?
-Para otorgar ya estarás tu hoy en esa concentración, bien calladito. Verás, yo ya he expresado toda la pena y rabia, que tu aún contienes, en el apropiado retrete (terapias emocionales) hace muchos años* mientras tu te reías en silencio -todo lo haces en silencio (pero en casa otros pagan tus platos rotos)- y te dedicabas a sacarle jugo personal a tu vida, a vivir rápidamente el momento, "que son dos días", decías. Por eso hoy podré seguir sonriéndole a la vida, a los que se saben inocentes y que ninguna culpa tienen de los efectos que la barbarie tiene en las actitudes cotidianas. Hoy aún tendré ganas de plantar un árbol o escribir un libro quizá, mientras los hipócritas como tu os reuniréis para solidarizaros, no con aquellos a los que llamáis víctimas no (ellos no te importaron verdaderamente mientras estaban vivos y descuida, que no necesitan de tu solidaridad allá en el mundo donde estén), sino para solidarizaros con vuestra rabia contenida.
-Hipócritas??
-Sí, hipócritas porque no os atrevéis a enfrentaros íntimamente cara a cara con vuestra propia desgracia, con los sentimientos heridos, censurados desde la infancia, los que el sinsentido presente os pone a flor de piel hoy, y cada vez que se comete un atentado terrorista (o se anucia en los medios aunque luego sea mentira=bandera falsa), pero sí que os exhibiréis, públicamente por supuesto, para hacer, de nuevo, lo que es políticamente correcto: salir bien en la conveniente foto ante la fachada de vuestro ayuntamiento.
Con todo, lo más paradójico es que estarás acudiendo, sin darte cuenta, a una convocatoria global, raudamente promovida en última instancia por los verdaderos autores intelectuales de los antentados, los que salen indirecta y finalmente beneficiados de la desgracia ocurrida en Bruselas. Ellos son los que convenientemente convocan hoy, como hicieron ayer y harán cada día que ocurra un atentado que sirva a sus intereses, ese minuto de silencio al que te vas a adherir como un cordero amaestrado. Yo sí me reiré de vuestro minuto de silencio, en silencio, y lo digo aquí para provocarte el vómito emocional que tanto llevas aguantándote. A ver si entre yo y estos atentados conseguimos desatascar tu conductos lagrimales...Si cualquiera de tus ídolos (Lennon, Gandhi, Krishnamurti o el mismo George Orwell) "bajaran", se haría cruces ante el espectáculo tan contradictorio que vas a ofrecer. Lo curioso es que estarás calladito no por solidaridad sino porque no sabes cómo canalizar tu rabia ante el sinsentido.
-¿Pero...tu no tienes rabia?
-Yo, como ya te he dicho, ya la vomité en su día...
-Pero no se habían cometido aún los atentados...
-Sí, se habían cometido contra mi integridad durante mi infancia. Esos son los que ocultamente rigen tu indignación. Después de ello comprendí y asimilé que este mundo no tiene sentido ni necesita que yo se lo dé, incluso que no es real sino un holograma, igual como no es real lo que está en la pantalla de las consolas de tus hijos. No tengo ninguna necesidad de concentrarme para expresar repulsa. De hecho yo sí me solidarizo con los fallecidos como hacían (hacen?) las personas cuerdas, los negros en Mississippi, en los velatorios.
-¿cómo?
-Deseándoles bon voyage. Cantando y riéndome de este mundo en el que estoy de paso pero del que no soy.
(*) Gracias Paquita y disculpa.
Cilantro sí, pero...
martes, 1 de marzo de 2016
El sentido
-¿Tiene nuestra vida un sentido, un propósito? Y si lo hay, ¿Cuál es?.
-No me andaré por las ramas, no hay tiempo pues se está terminando, y cuando esto suceda lo que no tendrá sentido es esta conversación. Unos dirán que el sentido de la vida es desplegar nuestros talentos innatos y promover el despliegue de los talentos de nuestros semejantes, hacer brillar con luz propia los talentos innatos de cada uno...Dicen que esa es la llave de la felicidad.
-Pero hay mucha gente altamente talentosa que es infeliz.
-Sí, es cierto. A estos se les juzga de insatisfechos, de desagradecidos con los dones que poseen y que a otros les costará años, vidas incluso, desplegar. Eso sucede porque han extraído una mundanal lección: que el despliegue de sus talentos es la meta final exclusiva de la vida. Y el contexto colectivo, el mundo que les rodea, les defrauda tanto que no ven utilidad, sentido, al despliegue de sus capacidades. Por eso, por ejemplo, hay tantos buenísimos pianistas, pintores, que solo expresan sus talentos en la intimidad...Otros, que sí exponen públicamente su talento, lo hacen para ganarse la vida seduciendo con él. Han llegado a la conclusión de que brillar es lustrar el ego, compitiendo con otros en una carrera por la mundanal fama. Ambos habitan en una campana de cierta agorafobia (eso es esencialmente el autismo) muchas veces necesaria poder soportar estar en este mundo (para quien sabe que no ES de este mundo)
-Has dicho "vidas". ¿Crees en la reencarnación?
-No.
-¿entonces?
-Hay un dicho en gallego:"no creo en meigas, pero haberlas haylas". Pues lo mismo. No creo en la reencarnación porque si creyera estaría fabricándome la siguiente. La reencarnación, la rueda del karma, existe para quien quiera creer en ella, del mismo modo que si alguien encuentra un árbol caído en un bosque frondoso, el ruido que hizo al caer solo es real para quien habiéndolo presenciado, lo escuchase. Para los demás no es constatable. El sentido de la vida es el que cada cual quiera darle y decida obrar en consecuencia con su creencia. Es solo cuando concibes tu talento no como una meta en si sino como una herramienta para comunicar, cuando todo cobra sentido. El sentido que yo le doy a mi vida es el de desplegar mis dones, que son la pintura y la escritura, para comunicarme con Dios usando a mis congéneres de interlocutores, de auditorio. Esta respuesta que te estoy dando es para Dios, pero Dios me ha dicho que solo la escuchará si te la digo a ti. Así funciona. Ese es el sentido de la vida según mi perspectiva.