La esclavitud, ahora más que nunca, está en la mente de cada uno. Igual que la belleza está en los ojos de quien mira, también el juicio respecto de lo que crees justo o injusto, válido o inválido, bueno o malo tiene raíces en el subconsciente (memoria reprimida) de cada uno, es decir, en lo que es la única verdad, el AMOR, ¿Por qué el amor, que es verdad, permanece oculto, reprimido en los bajos fondos de nuestra memoria? ¿No será acaso que no queremos recordar? ¿Y no será que no queremos recordar porque el recuerdo despierta algo de lo que huimos? ¿Y de qué huimos sino de algo que nos atemorice, nos dé miedo, nos resulte insoportable de presenciar/atravesar, SENTIR...? ¿Y qué es eso sino el DOLOR?.
Sucede que el subconsciente de cada uno de nosotros SE PARECE MUCHO porque las vivencias de cada uno son similares. No en vano hemos convivido durante muchas vidas en un mismo teatro. Y aunque éste haya estado formado por múltiples y distantes escenarios, en apariencia (cultura/creencias, idioma, raza, sexo,...) dispares, ciertamente se parecen mucho en lo esencial, no es cierto?…
Hablamos de ser libres y ciertamente hemos alcanzado hitos en nuestra conciencia al respecto (las mujeres saben mucho de esa lucha). Pero todos sabemos que existe una Libertad con mayúsculas, una que tod@s anhelamos más allá de los derechos y conquistas sociales alcanzadas. Una Libertad que no se alcanza batalllando en el sentido acostumbrado, sino tomando PERSPECTIVA respecto de la Realidad de nuestra Esencia, más allá de las condiciones de vida. Una perspectiva que solo se vislumbra cuando se es capaz de hacerse la pregunta clave: ¿Quién soy?...
"Los importante es no dejar de hacerse preguntas"
(A. Einstein)
No tienes que luchar para SER algo. Sí para PARECER algo. Ya eres perfecto tal como eres y por supuesto tal como has decidido mostrarte/enmascararte. Eres parte indisoluble de esa inteligencia creadora de la que procedes, es decir, que has participado de esa Creación por lo que eres co-creador de todo lo que te rodea y por supuesto de las circunstancias. Eso es lo que significa que eres Dios. Igual que un hijo comparte los genes de su padre y madre biológicos, también tu compartes la esencia de la inteligencia padre/madre de todo lo creado.
No eres esclavo sino de tu creencia en la esclavitud. Eres eterno. Cual turista comprometido con la preservación del entorno que visita, estás de paso por esta fabulosa experiencia en la que, tal juego de rol, tu mism@ decidiste enfrascarte. Tuya es la decisión de comprometerte a hacer de este espectáculo interactivo una experiencia amable. ¿Cómo ibas a echarte la culpa de algo que no es sino la consecuencia de tu libre decisión de experimentarte estando separado de tu naturaleza creadora?. No eres esclavo, eres LIBRE y nada, salvo tu propia convicción y testarudo apego/afección/afectividad respecto de tu reclusión, puede postergar tu despertar a la visión de lo que no tiene principio ni fin. No eres fruto de una circunstancia aleatoria. No estás aquí/ahora por azar. La cíclica fiesta de disfraces está siendo dada por concluida. El teatro precisa remodelación hasta el inicio de la próxima función.¿Oyes el aviso?
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