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martes, 4 de diciembre de 2012

Hasta siempre

Todos venimos de una madre...El nacimiento, un drama apartado de la memoria para quien nacer constituyó un acontecimiento traumático, (cachetes en el trasero incluidos)...y para quién no? ¿quién recuerda con facilidad los tres primeros años de vida –por no hablar del momento del nacimiento–a menos que el recuerdo hay sido inducido via terapia regresiva? Está demostrado que tendemos a olvidar todo recuerdo doloroso...

Nuestro nacimiento, un drama auto-censurado desde la noche de los tiempos, veladamente transmitido en historias incomprensibles hasta ahora de serpientes perversas habitando árboles de ciencia desde los que tentar los instintos de nuestros primeros ancestros. Un drama que, no obstante, pugna por salir a la superficie del olvido al que nuestro Neocórtex ha confinado. Un drama que aflora involuntariamente desde el back up de nuestro cerebro límbico, que rige el sistema nervioso parasimpático, por medio de esos lapsus linguae, chistes y sueños recurrentes que constituyen nuestra inconsciente 'válvula de escape' a la demencia de nuestra intelectualidad...la aceptada tiranía -pocos se atreven ya a negarlo- de nuestra adictiva racionalidad. Y sin embargo no podía haber sucedido de otro modo...estaba escrito que la más reciente ampliación de memoria cerebral, aquella 'nueva corteza' adquirida de modo prácticamente repentino hace aproximadamente 52.000 años, supondría un peldaño arduamente asimilable para un homínido que llevaba cerca de dos millones de años de armónica simbiosis con los ritmos del Planeta. Igual que las neotecnologías actuales, tan cercanas...y a la vez tan distantes de nuestra capacidad de asimilación.

Un drama de precipitada evolución, cuya traumática historia escapa del escindido inconsciente en canciones demoledoras como ésta, sublimemente interpretada por Jacques Brel, (se diría que escrita para él)...

Cuando, desde la deriva de este pasado y atropellado siglo XX, constatamos que nuestro reciente y tan soberbio intelecto no da ya más de si, como esa goma masticable que ha perdido todo su sabor, nos sigue quedando, afortunadamente, la música...mudo y grandioso testigo de esta gran epopeya humana.


Aquí, una versión más desgarrada (y subtitulada)...http://www.youtube.com/watch?v=dSfc662vXZU&feature=player_embedded


Todos tenemos un papel en esta vida y Jacques Brel, al igual que, por ejemplo, James Dean en 'Rebelde sin causa', no hace sino meter el dedo en una llaga abierta, la que todos (y todas: esta canción no es solo el aparentemente evidente lamento del varón por el abandono de su consorte) reprimimos más o menos tenazmente tras nuestra oxidada armadura de racionalidad. Una canción demoledora que TOD@S deberíamos no solo escuchar sino apropiarnos y cantar...para poder...SENTIR-la. Una canción que te transporta a las profundidades de tus sentimientos más ignotos, las vergüenzas más escondidas, los temores más inconfesos, en definitiva el secreto más REAL que puedes atesorar: tu verdad, la verdad. Sentir...afrontar, dejar de huir del abandono del que tod@s, cada un@ con sus personales circunstancias, fuimos objeto. Emocionarnos, es decir, confrontar legítima y valientemente la incomprensión de no haber sido vistos, abrazados, comprendidos, de haber sido tan solo fugazmente vistos, abusados (psíquicamente y quizá también físicamente)...aceptar que no fuimos...amados...Y clamarlo líbremente al Cielo, sin miedo ya a molestar, con el nada actuado desgarro que nos enseña Brel, con su cruda expresividad...sin ira, sin cólera, simplemente emoción liberada...un mensaje encriptado que los espiritistas decimonónicos –y aquello/as que ardieron en las hogueras inquisitoriales– avanzaron, el que Freud y Jung osaron exponer públicamente hace escasamente cien años y que ahora clama por ser, no ya desmenuzado, expuesto y analizado...sino comprendido y abrazado. Un mensaje integrador, crístico, búdico, solo decodificable desde un estado de voluntaria y consciente desnudez, de despojo mental, de des-abrigo intelectual...de renuncia al control, de entrega, de rendición a las circunstancias presentes, esas que actúan como espejos de la tiránica deriva del saboteador interno, ese ego aferrado a sus miedos...

Emocionarnos para tocar el fondo de nuestro pozo de lamentos inconfesos...jamás atendidos...

Toda una experiencia por vivir...y sin embargo no vivida sino sobrevivida, al menos en la etapa racional de nuestra evolutiva experiencia. Sobre-vivida...vivida por sobre...pasada de puntillas...por encima, vida no vivida, vida reprimida...El dolor no sentido, secuestrado por el miedo, ese tirano insensible que no reside en el despacho de ningún gobernante o directivo de una corporación, ni siquiera en una base militar subterránea compartida con extraterrestres reptoides, sino que albergas en tu mente, que te fuerza a creer que debes aprender de los errores y corregirlos para hacerte más fuerte, más resistente...más invulnerable, más racional, más mental, más de mente, más de-mente, más demente...Una mente clónica, heredada de los miedos de tus antepasados, pero que tú has venido a iluminar...

Las circunstancias, amparadas bajo el rótulo mediático de crisis, te están empujando al fondo del cuarto oscuro, para que todos los rincones censurados de esa cueva aterradora, sean iluminados. Un cuarto oscuro que merece ser iluminado...y VA A SER iluminado...así está escrito en los anales de nuestro destino...Todo esto está YA pasando y, ciertamente, no sin dolor, el mismo que sentimos cuando hicimos la seguramente traumática transición desde que el Hombre de Neanderthal tuvo que dear paso al Homo Sapiens Sapiens.

La oscuridad mental, el apego a la esclavitud mental interna se aferra a su trono oscuro y desacreditarla solo es viable desde el coraje de los valientes que se atreven a descender hasta los recodos más ténebres de la mente...y no para incursionar gratuita y lúdicamente, sino para facilitar el vómito emocional previo al merecido al baño de luz?

Es comprensible el estado catatónico en el que la vida privada de cada uno está sumida ante el tsunami de vertiginosos acontecimientos que están derrumbando todos los esquemas en los que se asentaba tu perspectiva de la vida, pero míralo así, (quizá te traiga serenidad esto): es muy probable que nos hallemos en la antesala de un nuevo salto para nosotros como especie (¿Por qué no? A fin de cuentas estos saltos evolutivos han acontecido a lo largo de la historia de la humanidad y por otra parte muchas culturas indígenas lo han augurado). Es muy probable que nuestra capacidad cerebral se halle ciertamente próxima a sufrir una actualización, en consonancia con la expansión que nuestras Consciencias individuales están experimentando en armoniosa simbiosis. Hemos dado pasos de gigante muy aceleradamente, no solamente en el terreno de las tecnologías sino también en términos de cuestionamiento de estructuras (tradiciones, creencias y normas...) hasta ahora incuestionables. Pasos que ya no vamos a desandar. Y el software que hemos ido actualizando, al igual que sucedió en otras ocasiones, precisa y está presto a entrar en consonancia y encajar en una nueva carcasa. Al igual que los ligerísimos dispositivos electrónicos que actualmente manejamos (y que para nuestros abuelos hubiesen sido inimaginables) un nuevo hardware más liviano y sutil, una nueva vestimenta, un nuevo cuerpo, está siéndonos actualizado. Quizá fuese esto a lo que se refiriesen los mayas con sus augúricas calendas...El fin del mundo tal como lo conocemos. Un evento de tan vastas proporciones que solo puede ser asimilado tomando unos pasos atrás, al igual que solo podemos maravillarnos de la imponencia de una catedral gótica cuando reculamos y tomamos la necesaria perspectiva...

En términos de una vida, pasar de la infancia a la adolescencia supuso una crisis para ti, verdad? Lo fue para todos. También lo fue para mi. Esa sí la recordamos. La memoria no nos falla hasta ese punto. Discusiones con nuestros padres, horarios que hasta entonces eran tranquilizantes reguladores de nuestra seguridad pasaron, de repente (!), a convertirse en dogmas atenazantes, de los que precisas liberarte. El paternalismo no cambia. De hecho el paternalismo tiene una función sagrada. Es la perspectiva de quien ha necesitado servirse de su protección –y del que ahora debe emanciparse– la que cambia. Cortar el cordón umbilical (¿realmente lo hiciste?). De eso se trata. En eso consiste dejar atrás el pasado...liberándolo de un papel esclavizante.

Re-conocer las profundidades del reprimido inconsciente se revela como condición sine qua non para finalmente rescatar de las mazmorras mentales nuestra Paz secuestrada, la paz latente que ahora pide (a gritos quizá) recuperar su gloriosa verdad, en consonancia con la de esas hebras (hasta ahora llamadas 'residuales' o incluso 'basura') de nuestro ADN que han esperado, durante 52000 años, este preciso momento para ser activadas por la lluvia de fotones solares que el Sol está liberando. Una paz entregada hace decenas de miles de años en la consigna del teatro de la vida....Una paz que estamos re-clamando y que vamos a recuperar AQUI y AHORA para, finalmente, comprender Quienes somos en toda nuestra magnitud...comprender el verdadero sentido del concepto de Unidad, de que no somos diferentes ni iguales, sino sencillamente UNO, habiendo experimentado la dispersión...

¿Qué hacemos en este mundo?, ¿Cuál es nuestra hoja de ruta común?, ¿de qué no-lugar y de qué no-tiempo procedemos, y qué sentido REAL ha tenido este Viaje, toda vez que aquello que considerábamos real, aquello a lo que hemos llamado 'la realidad', esos personajes (egos) de los que nos hemos vuelto adictos devotos, se desmorona bajo nuestros pies, demostrando, afortunadamente (no hay mentira que mil años dure), lo frágilmente apuntalado que estaba el teatro de la vida en esta ensoñadora obra. Un sueño a cuya lucidez estamos despertando. Un sueño que puede ser vivido, no ya más sobre-vivido, desde la experiencia lúcida del mismo. Quizá eso fuese también a lo que se referían los mayas...Una fase evolutiva que implica la recuperación de la lucidez para comprender nuestro eterno periplo, más allá de la lúdica experiencia en los densos mundos materiales.

Un viaje compuesto de muchos ciclos. Un viaje interminable –por mucho que te cueste asimilarlo, no tiene principio ni final– para esta joven humanidad parida en este mundo apartado de la Galaxia, uno de cuyos ciclos está siendo dado por concluido. Como un terrón de compactados granos de azúcar que un día cayó de las alturas e impactó violentamente contra la superficie lacada de tu mesa, ocasionando la dispersión de los granos que lo componían, así también en la memoria de cada grano estaba escrito el camino de regreso a casa, el que los mismos Hansel y Gretel desandaron para regresar al hogar paterno del que fueron expulsados por Yahweh, el camino de regreso a la unidad, ese terrón de azúcar que cíclicamente se desparrama y se vuleve a aglutinar.


Un parto a una nueva perspectiva, a un nuevo enfoque de la existencia, a un ciclo astrológico que llega a su meta exhausto de tanto defenderse, de tanto batallar, gastado de necesitar tener razón, inservible de tantos parches, ajustes y reparaciones...Desde la sabiduría que confieren las heridas suturadas (cicatrices) del corazón, Piscis, el último eslabón de la cadena de Eras, entrega su testigo al adalid del desapego, Acuario.

Ne me quitte pas...Una canción para que te la apropies y le exprimas todo el jugo que contiene...porque eres tu el que la canta, el que la siente...en este último tramo del oscuro túnel de ignorancia. Una canción para que la sientas y te atrevas a abandonar tus cuidados, a la Providencia, entregando tu control a la santidad que TE anima, una canción para que te rindas al insondable misterio de tus sentimientos...para que exprimas el llanto resentido y corrosivo, el llanto guardado de las lágrimas no lloradas...sin explicaciones, sin argumentos, sin razón, un llanto que simplemente es...para que toques fondo en esta piscina de lodo mental y puedas darte el impulso que proyecte todos tus potenciales.

...

Este es nuestro último post de cosecha propia. Quizá haya alguno más, pero serán retransmisiones de otras fuentes. Cualquier cosa más, por grande que sea la tentación de continuar, sería redundar más en todo lo escrito hasta ahora. Nada más por nuestra parte, salvo agradecerte haberte interesado por alguna de las entradas publicadas y no haber caído en la tentación de juzgar al mensajero cuando no has comulgado con su mensaje. Llega el momento del silencio...
Feliz Re-nacimiento.

Lo siento,
Discúlpame,
Te amo
Gracias.

 

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