Todos queremos estar en paz y ser felices, todos quisiéramos vivir en un mundo desprovisto de pre-ocupaciones (no confundir con un mundo ocioso) donde cada uno estuviese simplemente ocupado a cada instante (aquí/ahora) en desarrollar sus talentos y creatividades y realizarse brindándose a los demás, familiares o amigos y disfrutando de la generosidad de los demás. El hombre es un ser socialble por naturaleza. Pero el mundo anteriormente descrito parece no terminar de ser tan solo una quimera, un estado del alma que todos (o al menos la gran mayoría) anhelamos, pero aparentemente no tan fácil de alcanzar.
Vivimos en un mundo donde la norma imperante –que hemos aprendido– es básicamente el juicio y la crítica. Condenar es fruto sin duda de la desconfianza. Los adultos estamos muy contaminados por nuestras ideas y pensamientos. Estamos automáticamente predispuestos a enjuiciar cuanlquier situación en virtud de lo aprendido. Y lo hacemos desde nuestros egos o personalidades, esos salvavidas a los que nos agarramos un día, poco después de nacer, para poder sobrevivir adaptándonos a las circunstancias y reglas que imperaban e imperan en este mundo. Los egos son esos personajes que de niños hemos creado e invitado a instalarse, resignados a nuestra desolada situación. Les ofrecimos coger las riendas de nuestro carruaje, el timón de nuestra nave. Esos egos han tomado el mando de nuestro destino, asumiendo las tareas del perfecto secretario con que fuimos provistos al nacer: la mente. Y lo permitimos, repito, con una finalidad: sobrevivir.
Nosotros, tal como veníamos al mundo, nos dimos pronto cuenta de que no éramos aceptados tal cual, con nuestras necesidades y sentimientos. Fue como salir de la virginidad de la Selva Amazónica para aterrizar a las puertas de El Corte Inglés el primer día de las rebajas: todo nos era tan ajeno e incomprensiblemente doloroso. Y sin embargo estábamos avisados. Fue una decisión voluntaria…
"Desde un principio se proclama la reunión para que nazcan [se encarnen] las almas, […]
Las más ociosas se dan la vuelta para observar de nuevo el sacrificio de las que, por alguna buena causa, abandonarán de buen grado el Paraíso.[…]
Y solo es elegido quien lo desea, habiendo escuchado la vida que le espera allí en la Tierra, lo bueno y lo malo, sin ninguna sombra de duda.[…]
El alma encarnada valiente podría tener por amigo, en la agonía de la lucha, un sentimiento de conexión, el recuerdo de que escogió esta vida; pero el destino puro al que te abocas no admite el recuerdo de la elección, o de otro modo no sería terrenal la congoja a la que das tu consentimiento".
Robert Frost: El juicio de la existencia
Hace 2000 años un hombre fue crucificado por difundir un mensaje: "Amaos los unos a los otros", y "amarás a tu próximo como a (del mismo modo que haces con) ti mismo. Martin L. King también predicó ese mensaje. Y tantos otros. Está en la naturaleza del ser humano dar/amar a los demás. Ese es el camino y la meta al mismo tiempo. La convivencia es la base de nuestra naturaleza.
Los hay que tienen la suerte de dedicarse profesionalmente manifestando sus talentos innatos y habilidades personales. Son retribuidos con dinero, con el que pueden, a su vez, retribuir a otros que ofrecen sus talentos. Se realizan en aquella tarea que les complace y para la que están preparados. Ese es el poder real del dinero y la razón para la que fue creado. El dinero es un medio.
Otros no han conseguido dedicarse profesionalmente a aquellas tareas que complacen su espíritu, por lo que la retribución pecuniaria pasó para ellos a convertirse en un fin en si, y no un medio. El miedo a la carestía contamina, cual virus. El temor a la muerte degenera en colapso vital, en miedo a la vida misma.
Y este es básicamente el contexto en el que llegamos al mundo…Aquellos que más deberían ampararnos y colmarnos de todas nuestras necesidades y sentimientos, nuestros progenitores y otros seres allegados, se dedican, inconscientemente, a sembrarnos de dudas y de juicios a priori sobre la abundancia, sobre la riqueza, sobre la satisfacción y el significado de la vida. Sí, es cierto que hay poderes oscuros en este planeta que se han ocupado durante milenios, de inducirnos a errores de percepción, creando una realidad de ilusión, un mundo de espejismos, donde reina la confusión de las medias tintas, de las desinformaciones, de la manipulación, con la finalidad de crear un solapado estado de complaciente tiranía tal que nos provoque la sensación de sentirnos cómodos en él, o por lo menos resignados a contentarnos con la mediocridad. Una mediocridad que no es para nada el reflejo de la creación que nos rodea y de la que no podemos permanecer ignorantes a menos que decidamos serlo…
A fin de cuentas, de lo que se trata es de decisiones personales. Todo el poder está en uno, y uno con los demás, somos todos. Todos somos uno es la conciencia colectiva que crea la realidad que todos deseamos para todos, no tan solo para uno o para unos pocos…
Aristóteles nos legó su tratado de lógica del que se desprende que si A es B y B es C, luego A es C.Siguiendo el hilo de esta dialéctica, diríamos que:
A. para poder amar=dar a los demás, uno tiene que estar lleno (de eso=amor que uno quiere dar)
Es obvio. No puedo dar naranjas si no tengo naranjas. No puedo transmitir o contagiar alegría si no estoy contento. No puedo dar consuelo, si estoy desconsolado. Solo puedo ofrecer algo a alguien que lo necesite, si estoy rebosante de aquello que se me solicita.
B. Si no estoy rebosante de amor, algo (?) está impidiendo que el amor fluya…luego tengo el corazón, de algún modo, SECUESTRADO.
Por naturaleza soy un ser de amor, pero no estoy pudiendo manifestarlo…algo me lo está impidiendo. Hay algo que 'bloquea' mi capacidad para expresarme amorosamente. Y si algo me impide comportarme de acuerdo con mi verdadera e inmortal esencia, sin duda se debe a yo mismo me he autoimpuesto esa censura, pues nada ni nadie puede desconectarme del armonioso ritmo de la creación de la que soy parte, salvo yo mismo. La creación no tiene bloqueos. Ni siquiera los llamados Illuminati (Bilderbergers, CFRs, Monsantos, Bushes, Murdochs, Garrigues Walkers, Aliertas, Rockefellers, Rotschilds, etc…) pueden. Ellos ponen los obstáculos, construyen la prisión, pero solo se mantiene preso quien no cree en la libertad, quien ha perdido la fe en la luz.
Conviene, por tanto, que averigüe qué es lo que estoy haciendo para impedir que mi generosidad aflore naturalmente, tal como debería ser. Qué estoy aceptando para no creer que la vida es un flujo constante de abundancia. Indagar eso es un acto de responsabilidad no solo para con uno mismo sino para con la humanidad entera. Si no puedo consolar a alguien es porque no 'tengo' consuelo yo mismo. Es decir, no sé cómo consolar porque no recibí consuelo cuando lo necesité, porque esa semilla (experiencia) no solo no fue plantada en mi subconsciente por quienes debían (mis padres), sino que en su lugar me plantaron otra dolorosamente diferente que la contrarrestaba. Un antídoto para la compasión: la apatía y el desinterés. Y ahí entra en juego el ego, el Morfeo mítico en cuyos brazos no tuve más remedio que caer adormecido.
Al poco de nacer comprendemos por las malas las reglas de juego de este mundo sin compasión: que todo el mundo tiene un ego, y que para 'sobrevivir' hay que desarrollarlo. Hay que 'defenderse', aprendemos, hasta que podamos prescindir de él. Y aceptamos, pues, que hay que burlarse de quien sufre, que solo sobrevive el que se hace más duro, que los niños que lloran son maricas, que la mujer es el sexo débil, que en mi familia siempre fuimos pobres y lo seremos, o que tenemos dinero y que el que no lo tiene (marginados, etc…) es porque no ha sabido ganárselo y que por ello es un lastre social perfectamente prescindible…Aceptamos la mentira de que el hombre es el causante del llamado cambio climático, que Bin laden es un perverso musulmán ajusticiador de los infieles occidentales y que se esconde en las montañas de Afganistán, que la Luna es un satélite inerte en donde nada pasa, etc…Y tantos otros esquemas mentales distorsionados que nos impiden/bloquean la capacidad de sentir, manteniéndonos ligados al conjunto de creencias que nos adormecen.
Por eso cuando alguien me pedía consuelo, no podía dárselo. Hasta que desperté…
Porque, la verdad, sí tenemos esa capacidad. El amor no nos lo han robado. Tan solo está latente, oculto quizá, por la desazón de haber tenido que crecer en un entorno desconsolado. Hemos tapado esa 'utilidad' de nuestro software, dejándola en 'stand by' porque no se ajustaba a los parámetros de conducta en el mundo al que llegamos al nacer, reemplazándola por otra más acorde con las distorsionadas reglas de este complicado mundo.
C. Para vaciarse del intruso (ego), es necesario expulsarlo conscientemente.
Bloquear los sentimientos que naturalmente posemos tapándolos con adicciones, apegos (sexo, drogas, des-información, compañía, velocidad, ira, burla…) tiene un precio: el cuerpo 'lee' la falta de sintonía y tarde o temprano manifiesta las consecuencias de todo acto compulsivo destinado a mantener la coraza protectora en perfecto estado: sufrimiento propio y ajeno. El dolor no manifestado ni liberado por medio de una legítima emoción, desencadena la adhesión sustitutoria a una cadena de adicciones que, inevitablemente conducen a una falta de armonía. El deterioro y degradación del cuerpo físico son solo la inevitable consecuencia de ello.
Conclusión: Para dar a los demás hay que arrinconar a los propios egos. O mejor dicho: en la medida que uno sea consciente del obstáculo que para su propio desarrollo suponen sus egos y cómo interfieren en la natural capacidad de amar, y consiga ir desacreditándolos, conseguirá darse a otros genuinamente.¿Difícil tarea? Posiblemente. pero no imposible.
Sea todo esto dicho para aclarar que HOYxTI se ofrece como cauce de expresión para la generosidad de todo aquél que quiera darse, y que SEA CONSCIENTE de que podría caer en alguna trampa de sus egos y 'cagarla' en algún momento durante los intercambios. Ya ha sucedido alguna vez y puede perfectamente volver a suceder. El contexto de los intercambios en una red de favores no exime de responsabilidades a la hora de comportarse apropiadamente.
Querer dar es muy loable, y darse de alta de HOYxTI presupone una voluntad muy genuina, por parte del usuario, de sintonizar con la generosidad innata interna. Por eso debe existir una red como ésta.
Pero como coordinadores, debemos alertar de que poner en práctica la bonita teoría de dar y recibir sin dinero tiene sus riesgos. Cualquier malentendido que se genere fruto de un encuentro entre usuarios registrados podrá tener, siempre que sea requerida, la adecuada mediación de la Coordinación, pero no dejará de ser el fruto del encuentro de dos personas adultas y responsables.
La Coordinación de HOYxTI no se hace, pues, responsable de las consecuencias que un desencuentro entre dos usuarios pueda ocasionarles. No obstante, alentamos a limar asperezas, animando en la tesitura, a ofrecer 'la otra mejilla' en el caso de cualquier malentendido, en la convicción de que esta utopía que proponemos solo es posible si nos damos cuenta de que todos tenemos en mayor o menor medida, lastres psicológicos que pueden provocar roces. Y de que está en nuestro poder mantener a esas fuerzas subconscientes a raya. La mejor receta para ello es usar el sentido común: respeto a uno mismo y respeto al otro.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…"