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jueves, 22 de abril de 2010

ES HORA DE DESPERTAR

En el Reino de la energía que todo lo ha creado, y que cada cual puede llamar como le venga en gana (Dios, yo, energía cósmica…), todos los seres vivos estamos al mismo nivel. Todos somos encarnaciones de la Fuerza Vital del Universo. Los impostores y cobardes manipuladores y ocultadores de la realidad, secuaces de la Oscuridad que por miles de años ha imperado desde sus tronos envueltos en tinieblas, han cumplido ahora con creces su tarea inconsciente de despertarnos del sueño de la ignorancia, sacudiéndonos con sus infames planes eugenistas del sopor de la degradante comodidad en la que agonizábamos. Nuestros hermanos de la oscuridad ya pueden dejar de controlarnos, ya pueden dejar caer las reglas con las que nos atizaban en los dedos, porque vamos a abrir las ventanas del cuarto oscuro de los castigos. Ya no necesitamos a pastores administradores de las agencias de mediación divina para que nos conecten vía homilías y actos de contricción con la energía creadora universal que llaman Dios, porque sabemos que Dios está dentro de nosotros, porque sabemos ya que nosotros somos portadores de la esencia divina y somos delegados cocreadores de vida. Porque hemos decidido que ya no queremos seguir interpretando el papel de corderos sumisos. Ya no aceptamos la fatalidad de la muerte como fin del camino vital, sino que reclamamos la inmortalidad que nos pertenece por naturaleza y que no volveremos a dejarla abandonada, junto con otras tantas verdades, en el baúl de los olvidos. Porque ya hemos crecido y aprendido la lección. Ya hemos entendido que no necesitamos monarcas, ni policías ni soldados, ni medios de desinformación que nos comenten con pelos y señales las desgracias de nuestros hermanos. No, ya no queremos vivir entre cotilleos. Aparcamos nuestro pasado chafardero. Hemos comprendido que aquello que nos impedía levantar la cabeza, lo que nos mantenía sometidos al dictado del sistema era el legado viciado de nuestros ancestros, que como víctimas de su ignorancia y distorsionada visión de su desintegrada esencia nos habían infectado. Ese legado es EL MIEDO. Miedo a creer en nosotros porque nadie confió en nuestras capacidades, miedo a atrevernos porque nos habían dicho que había peligro por todas partes, miedo al rechazo porque nos administraron amor con cuentagotas y nos enseñaron que pedir es mendigar afecto intoxicándonos con argumentos tan perversos como que la mejor defensa es un buen ataque y que la mejor forma de blindarse ante un hipotético desencuentro es blandiendo el estandarte del orgullo. El orgullo que nos ha anestesiado. Tuvimos miedo al abandono porque nos habían abandonado y eso nos convirtió en seres uraños y misántropos que nada necesitan de nadie y que por nada se ofenden, pero que vagan como zombies por las calles amargas de esta soledad completa. Y a pesar del blindaje continuamos reclamando el afecto debido por lo que acabamos entregando, a través de las rendijas de nuestra bien labrada armadura, el caudal de amor que a duras penas hemos atesorado, entregándolo a una frágil mascota que nos ladra y mueve alegremente la cola cada vez que atravesamos el sombrío umbral de nuestras moradas. Tuvimos miedo a AMAR porque no nos amaron desinteresadamente y nos hemos parapetado tras una ferrea imagen de frios e inaccesibles, cuando no hemos basculado radicalmente hasta el lado opuesto de la balanza, prostituyendo nuestra inmortal esencia, entregando sexo a destiempo a cambio de prácticamente nada, cuando lo que queríamos era un sincero 'tequiero'. Porque ya no disfrutamos ni nos consolamos con las desgracias ajenas, porque el dolor de nuestro vecino es nuestro dolor, porque la alegría de nuestro vecino es nuestra alegría, porque somos seres creativos y creadores…somos personas con mucho que ofrecer, porque VALEMOS MUCHO, y porque estamos plenamente conectados al grifo universal de la abundancia cósmica que nos provee de todo lo necesario y de mucho más. Porque ya no tenemos que rogar por mantener nuestra dignidad, pues somos complewtamente dignos desde el instante que fuimos concebidos en los inicios como seres eternos. Somos merecedores de todos los parabienes y estamos capacitados para generar vida allá donde lo consideremos oportuno, porque tenemos criterio y discernimiento. No somos supervivientes sino 'renacientes' y vamos a ocupar el lugar que merecemos y que se nos ha reservado durante siglos. Ahora somos conscientes y dueños de nuestro destino. Un destino entre una inmensa comunidad de hermanos de otros mundos que están llenos de gozo por nuestra próxima incorporación a ese inmenso y fantástico vecindario que es la gran Confederación Galáctica.

1 comentario:

  1. Muchas gracias por seguir manteníendome despierta cada día y conectada a la verdad...

    Lorena.

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