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jueves, 22 de diciembre de 2011

Se trata de vosotros


Mañanas con Jeshua - 20 de septiembre de 2007


Queridos amigos,
A medida que me acerco a vosotros hoy y comparto mi energía, me lleno de alegría.  Yo comparto mi energía con vosotros, pero vosotros también la estáis compartiendo. Vuestra luz brilla y resplandece sobre el mundo, aunque no siempre os deis cuenta de esto. Estáis marcando la diferencia sobre la Tierra, aquí y ahora, en esta época en la que tantas cosas están cambiando.
En este punto del tiempo hay un estallido de Luz. La conciencia está evolucionando sobre la Tierra e incita a la oscuridad a salir de su lugar oculto, sacando a la superficie mucho de lo viejo y corrupto, para que todos lo vean. Esta es la razón de por qué aparece la luz tan contradictoria en sus manifestaciones. La conciencia crece, pero puede llegar a ponerse más oscuro justo antes de que la Luz gane una posición firme y verdaderamente brille en vuestro mundo. Dice un dicho vuestro que nunca es más oscura la noche que poco antes de amanecer.
Vosotros sois los que traéis lo viejo a la superficie, lo obligáis a exponerse por medio de vuestra conciencia, por medio de vuestra Luz. Esta es la razón por la que os sentís llamados, esto es lo que sois. Sois trabajadores de la luz, almas que sienten profundamente una misión; sois movidos por una llamada que se adhirió de mí también durante mi vida en la Tierra. Muchos de vosotros fuisteis mis seguidores en aquél entonces, o mejor dicho, seguidores de la enseñanza y de la energía que yo difundí.
Yo soy vuestro corazón, yo soy vuestra alma. Yo no soy sólo aquél ser humano quien una vez vivió en la Tierra y quien ahora está regresando a vosotros desde vuestro corazón. Yo vengo aquí ante vosotros como la expresión de la energía Crística: vuestra supra-alma, la energía que os conecta con vuestra fuente y origen. Es un campo de energía que ahora se está acercando más y más hacia la Tierra, tocando los corazones de muchas personas y afectando sus emociones.
Esta ola de Luz genera mucha confusión en las personas que no están preparadas para el cambio. Ellos se sienten inseguros, experimentan una falta de significado en sus vidas, y no saben cómo tratar con estas emociones confusas. Y vosotros sois aquellos en la Tierra que estáis aquí para irradiar Luz a estas personas. Ustedes sois los pioneros, los maestros de esta Nueva Era. Ahora podéis preguntaros: ¿estoy preparado para hacer esto? ¿Cómo debería empezar? ¿Cómo irradio o expreso mi Luz? La respuesta es más simple de lo que pensáis, porque ya lo están haciendo. Estáis haciendo lo que vinísteis a hacer.
Una de las razones por las que tenéis tantas dudas acerca de vosotros mismos es que teméis enfrentaros a vuestra propia grandeza. En vuestra vida diaria, todavía albergáis un montón de pensamientos negativos y emociones acerca de vosotros mismos que os hacen preguntaros: “¿puedo yo realmente estar anclado y arraigado en este lugar llamado Tierra, es esta realmente mi casa? ¿Estoy cumpliendo verdaderamente mi misión aquí?” Y yo os estoy diciendo: especialmente cuando os sentís desafiados por el miedo, la desesperación o la tristeza, sois capaces de cumplir vuestra misión. Porque justo ahí es donde vuestra Luz más se necesita. Nadie está mejor equipado que vosotros para sanar vuestro dolor interior. Al iluminar vuestra propia oscuridad interior, con amor y compasión, estáis mostrando un ejemplo de trabajo de luz que irradia hacia afuera hacia los demás y los alienta a ellos a iluminarse.
Sois realmente viejos y venís de lejos.  Os estáis acercando a la consumación de un ciclo de vidas. Y ahora, al final de este ciclo, vuestra energía se ha vuelto tierna, llena de compasión y de sabiduría. Pero también habéis llegado a desanimaros, y de vez en cuando os deprimís, cuando observáis el estado de la madre Tierra, esta hermosa creación de los reinos mineral, vegetal, animal y humano, que podría estar tan llena de vida y vitalidad. También, cuando observáis vuestras relaciones con los demás, con frecuencia sentís que algo está faltando. Extrañáis una cierta sinceridad, amor, regocijo, conexión. Sentís nostalgia por una realidad en la cual podáis compartir esto con los demás. Esto os angustia. Sentís dolor por el mundo. Sentís dolor por las personas cercanas a vosotros. Sentís dolor por vosotros mismos, nostalgia y un profundo amor por dentro que encuentran difícil expresión aquí en la Tierra.
Pero yo os digo que estáis en el umbral de una Nueva Era. Tened fe, yo estoy aquí con vosotros para apoyaros y alentaros. Sin embargo sois vosotros quienes cruzáis la barrera, sois vosotros quienes continuáis mi trabajo. Vosotros son los Cristos de la Nueva Era. Especialmente cuando os sentís agotados y cansados, perdiendo toda confianza, por favor abríos a esta nueva posibilidad, la luz que está esbozándose, y rendíos a ella. No tratéis de pelear o luchar contra vuestros miedos y tristezas. Ellos están ahí –dejad que yo cuide de eso. Sentid mi energía aquí y ahora, yo estoy con vosotros.
Yo soy vosotros, somos uno. Permitid que la luz y el bienestar de la energía Crística estén con vosotros y sentid cómo todos nosotros estamos conectados por este poderoso portador de Luz. Vosotros sois el Cristo de la Nueva Era.
Ahora quiero pediros que dirijáis vuestra atención a vuestra parte herida, al niño interior que se ha sentido abatido y humillado a lo largo de muchas vidas en la Tierra. Habéis pasado por muchas cosas, tanto en esta vida como en otras pasadas. Es este querido niño/a dentro de vosotros, físicamente localizado en vuestro abdomen, que necesita cuidado y atención. Especialmente, él necesita paciencia y confianza por parte de vosotros. Este niño, esta parte emocional vuestra, no se sana inmediatamente. Él ha sido herido profundamente, y desde esta herida repercute emociones negativas en vuestra vida, tales como soledad, miedo, abandono o rechazo. Estas emociones marcan vuestras llagas más profundas. Ni siquiera es la muerte lo que más teméis. Es la sensación de total desconexión de Dios lo que constituye la más profunda agonía. Sentiros separados de la presencia amorosa del Espíritu, desconectados de la luz natural y unidad de la Creación, ha creado la carga más pesada dentro de vosotros. Yo os estoy pidiendo que veáis ese dolor dentro de vosotros y que extendáis vuestras manos al niño interior herido.
Imaginad que sois un ángel, un representante de los reinos de la Luz, y sentid cómo vuestra energía angelical envuelve vuestro cuerpo con un suave y cálido manto. Es una energía dorada que os acaricia y podéis sentir cómo gira alrededor de vosotros, desde la cabeza hasta la punta de los pies. Notad cómo unas manos doradas se extienden hacia su abdomen, hacia el pequeño e inocente niño interior. Decidle al niño que es bienvenido y precioso más allá de toda descripción verbal.
Decidle “hola” a ese viejo dolor suyo y permitidle estar ahí. “Tú puedes ser parte de mi vida, no te estoy abandonando”. Este es el tipo de compasión que anheláis, esto es lo que os hace sentiros completos, déjadlo ser. Sostened a vuestro propio ser herido, no dejéis que el niño interior sufra todo él sólo, pues es la energía que os convierte a vosotros en el Cristo. En vuestra vida diaria, cada vez que os resistís a vuestro propio dolor, deseando poder libraros de vuestro miedo e ira de una sola vez, maldiciéndoos a vosotros mismos por eso, estáis abandonando al niño interior. Al resistiros a vuestro dolor, y juzgar el comportamiento que surge de él, apartáis al niño de vosotros. Decís “yo no quiero más estar triste o enojado o temeroso, yo sólo quiero estar feliz, por qué no puedo superarlo, me odio.” Pero el niño interior está llorando y llamándoos, y con vuestra resistencia o condena no va a ser sanado.
Tomáos el tiempo para sanaros. Cuando sintáis resistencia, deteneos ahí mismo y sentaos. No le deis la espalda, liberad la resistencia, por el bien del niño. Quedaos con vuestro niño herido, permitid que la energía dorada de vuestro propio ángel lo abrace. ¡No temáis ser tan grandes! Tomaos todo el tiempo y espacio que necesitáis para sanaros. Este proceso de sanación es la verdadera razón por la que elegísteis esta vida en la Tierra. La transformación interior que estáis atravesando es precisamente lo que vosotros os propusísteis completar, lo que estáis llamados a hacer, y lo que la Tierra está esperando.
Tened compasión por vuestro dolor. Enfrentad la desolación profunda interior y decidle a esa parte vuestra 


“yo estoy ahí para ti, yo SOY el ángel que trae Luz, 
yo te llevaré a la tierra prometida. No tengas miedo,
porque yo estoy de pie junto a ti, estoy de pie detrás de ti,
estoy delante de ti y estoy dentro de ti.
Yo no vengo de arriba, no vengo de abajo, vengo de tu alma.
Yo soy Tu esencia”.


Os estáis volviendo ángeles en la carne. Sois ángeles encarnados en la materia física. Tenéis mucho para dar y compartir con la gente vuestros hermanos, pero no dejéis que eso os distraiga. Vosotros sois lo primero en vuestra vida, y siempre necesitáis estar conectados a esa parte interior vuestra que es el niño interno. Tan pronto como notéis que vuestras emociones se vuelven ingobernables, que os sentís intranquilos, tensos, ansiosos o molestos, dadle la cara inmediatamente. Esto es más importante que cualquier otra cosa que necesitéis hacer en vuestra vida. Incluso las otras personas están en segundo lugar. Vuestra vida se trata de vosotros. Sólo podéis canalizar vuestra luz de ángel al interior de vuestra existencia humana, si también estáis dispuestos a extenderos hacia vuestra parte más oscura y doliente.
Dedicad tiempo y espacio para la auto-sanación. Haced todo lo que os ayude u os conforte, ya sea asesoramiento espiritual, leer libros, salir a caminar o prepararos una rica comida. Nutrios tanto a nivel espiritual como a nivel humano. Permaneced enfocados y tomaos vuestro tiempo. Así es como ocurre la auto-sanación. Así es como encarnáis vuestra luz de ángel y hacéis lo que vinísteis a hacer en esta vida. ¡Se trata de vosotros!
Nosotros os saludamos. Estamos aquí en gran número, ¡mucho más grande de lo que pensáis! Hay ángeles y guías rodeando a cada uno de vosotros. Ellos quieren ayudaros a que encontréis vuestro camino en la vida. Hay mucha ayuda para vosotros desde el cosmos, mucho respeto y aliento. Vosotros sois quienes lo estáis haciendo aquí en la Tierra, nosotros no podemos hacer esto por vosotros. Pero nosotros haremos todo lo que podamos para enviaros alegría y consuelo. Ésta es verdaderamente una época de transformación. Por favor llamadnos, estamos ahí para vosotros. Estamos cruzando ese umbral juntos y parece que va a ser ¡una (Nueva) Edad Grandiosa!

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